“A Hécate se la describe como una diosa lunar que lleva un reluciente tocado o una cinta de estrellas y sostiene una antorcha encendida en cada mano. Se decía de ella que iba por los caminos de la antigua Grecia acompañada de sus perros negros.
Sus orígenes mitológicos no son claros, y hay discrepancias entre los pocos relatos que existen de su árbol genealógico. Por lo general, se la describe como un titán que siguió siendo diosa después de que Zeus y los olímpicos derrotaran a estas divinidades arcaicas. Hesíodo, en la Teogonía (aproximadamente en 700 a. de C), relató que su nombre significaba "la que tiene más poder", que despertaba una mayor devoción que las otras divinidades y había sido objeto del favor de Zeus, al haber recibido poder sobre la tierra, el mar y el cielo.
En el terreno metafórico y mitológico se la percibe de forma confusa, y se la asocia al mundo subterráneo aunque nunca residiera en él. Su momento era el crepúsculo.
En la historia del secuestro de Perséfone que se relata en los Himnos a Deméter de Homero, Hécate se le acercó a Deméter cuando buscaba desconsolada a Perséfone, diciéndole que si bien no había visto lo sucedido, había oído los gritos de Perséfone. Hécate sugirió que fueran a solicitar información al dios del sol, que estaba en lo alto cuando Perséfone desapareció. Él podría contarles lo sucedido. En compañía de Hécate, Deméter escuchó el relato verídico de los hechos: Perséfone había sido secuestrada por Hades con el permiso de Zeus.
En la mitología griega Hécate era la diosa de las encrucijadas que podía ver tres caminos a la vez. Es la diosa que encontramos cuando llegamos a un cruce de caminos. Ve de dónde venimos y adonde puede llevarnos cada camino de la encrucijada. Es un arquetipo que nos resultará familiar a todas las que prestamos atención a los sueños y las sincronicidades, nos basamos en las experiencias anteriores y recurrimos a la intuición para decidir nuestra senda.
Hécate es una diosa de la intuición. La perspectiva que tiene de los tres caminos le permite ver la relación que existe entre pasado, presente y futuro. Esta habilidad para ver los patrones que vinculan situaciones o relaciones del pasado con las circunstancias presentes es una forma intuitiva de percepción. A una persona intuitiva no le resulta extraño ni misterioso comprender la evolución de una situación determinada (o los propósitos de alguien en concreto). En las encrucijadas más significativas Hécate se encuentra silenciosamente presente como testigo interior. Su sabiduría procede de la experiencia; es la que nos hace más sabias a medida que nos hacemos mayores. Ante las bifurcaciones importantes de nuestro camino, Hécate recuerda el cariz del pasado, ve el presente con honestidad y percibe lo que se nos avecina anímicamente. Ahora bien, su función no es elegir por nosotras y, por consiguiente, tampoco juzgarnos. Para conocer su sabiduría, hemos de hacer un alto en el camino y consultarle. Debemos escuchar lo que nos dice con la voz de nuestra propia intuición.”
"Las Diosas de la Mujer Madura"
Jean Shinoda Bolen
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