ANATOMÍA FEMENINA
Posiblemente, si un médico te ha dicho que necesitas cirugía pélvica, la cual puede incluir cirugía exploratoria y/o extirpación del útero, trompas de Falopio u ovarios, te pedirá que firmes una forma de consentimiento.
Además de los riesgos comunes de cualquier cirugía mayor, tales como infección, hemorragia, coágulos, daños a otros órganos y muerte; la forma de consentimiento establecerá que estás de acuerdo en que has sido informada de las consecuencias de esta cirugía en particular y que entiendes el procedimiento recomendado.
“Consentimiento informado” significa que te han dado la información necesaria para entender a qué estás consintiendo. Ya sea que decidas acatar la recomendación médica o no, necesitas conocer la siguiente información fáctica antes de firmar cualquier consentimiento.
EL ÚTERO
El útero es un poderoso músculo localizado en la pelvis inferior. Nuestra primera conciencia del útero es cuando nos enseñan que el bebé se desarrolla durante el embarazo. Luego nos enseñan sobre la menstruación, la concepción y los métodos anticonceptivos. Sin embargo, generalmente aquí es donde termina la educación sobre las funciones del útero.
La función de los órganos femeninos
El útero es un órgano sexual reproductor, sensible y receptivo a las hormonas, que da soporte a la vejiga y al intestino. La vejiga se sienta al frente del útero y el intestino, detrás de él. El útero los separa y ayuda a mantener la vejiga en su posición natural arriba del hueso púbico y al intestino en su configuración natural detrás del útero.
El útero es continuación del cervix, que es continuación de la vagina, en forma muy parecida a como la cabeza es continuación del cuello, que es continuación del los hombros. Cuando el útero es extirpado, usualmente el cervix también lo es.
El útero está ligado a anchas bandas de ligamentos, atados de nervios y redes de arterias y venas. Sin importar si la histerectomía es “total” o “parcial”, todos los ligamentos, nervios y abastecimiento de sangre ligados al útero deben ser cortados para extirparlo.
Los ligamentos redondos, cardinales, anchos y útero-sacrales ligados al útero proveen integridad estructural y soporte a los huesos y órganos de la pelvis. Cuando dichos ligamentos son cortados, las mujeres experimentan un cambio en los huesos y órganos pélvicos que no es natural.
El corte de los ligamentos permite que los huesos pélvicos se muevan y abran con amplitud, afectando las caderas, la espalda baja y la estructura del esqueleto. El desplazamiento de los huesos pélvicos resulta en compresión de la columna. Las mujeres reportan que, a medida que la columna se comprime, la caja torácica gradualmente flota hacia abajo hasta sentarse directamente sobre los huesos de la cadera. Esta compresión es la razón por la que las mujeres histerectomizadas tiene vientres protuberantes y poca o nada de cintura.
El debilitamiento del piso pélvico y la pérdida de sensación por el corte de los nervios pélvicos puede resultar en incontinencia urinaria (incapacidad para controlar la orina), constipación crónica e incontinencia fecal (escurrimiento e incapacidad para controlar las heces).
Los problemas urinarios y de vejiga son comunes luego de una histerectomía. Una de las razones para ello es que cuando el útero está en su posición natural, da sostén a la vejiga. Cuando el útero es quitado, queda comprometida una parte de ese sostén.
Los problemas intestinales son comunes. Sin su soporte natural, el intestino se mueve hacia abajo y ocupa el espacio donde solía estar el útero. Sin el útero para separar el intestino de la vejiga, cuando hay movimiento intestinal se crea presión directa sobre la vejiga. El intestino se abulta cayendo hacia abajo, formando un rectocele, una especie de globo que se extiende hacia la vagina.
Cuando los nervios que conectan con el útero son cortados, disminuye o se pierde completamente la sensibilidad en la vagina, el clítoris, los labios y los pezones.
Muchas mujeres desarrollan un dolor punzante de manera permanente en las vías nerviosas que irradian hacia abajo desde la cintura a través del glúteo hasta la parte trasera de la rodilla, haciendo que sea doloroso sentarse o caminar. Algunas mujeres experimentan lo que describen como choques eléctricos cíclicos en la vagina como resultado al daño a los nervios pélvico. Esto hace difícil sentarse y con frecuencia interfiere con el sueño y otras actividades normales.
La sensación sexual física disminuye o se pierde por completo a causa del corte de los nervios y la extirpación del útero. Las mujeres que solían experimentar orgasmos uterinos antes de la cirugía ya no lo harán después de ésta, porque las contracciones uterinas que ocurren durante el orgasmo uterino no pueden ocurrir sin el útero.
La pérdida del orgasmo uterino sólo será echado de menos por aquellas mujeres que lo experimentaron antes de la cirugía. Aunque un pequeño número de mujeres histerectomizadas experimentan sutiles contracciones en la pared vaginal, la mayoría reporta una pérdida total de la sensación sexual.
Cortar el abastecimiento de sangre al útero disminuye el flujo sanguíneo en la pelvis y a los genitales externos, incluyendo los ovarios, vagina, labios y clítoris, así como a las piernas y pies.
Una de las muchas funciones del útero y los ovarios es la protección cardiovascular. Cuando el útero es extirpado, las mujeres tienen tres veces mayor incidencia de enfermedades cardíacas. Cuando se extirpan los ovarios, las mujeres tiene siete veces más incidencia de enfermedad cardiaca.
Los ovarios de la mujer –sus gónadas- siguen produciendo hormonas durante toda su vida. La extirpación de los ovarios es practicada en 75% de las mujeres que son histerectomizadas.
El término médico correcto para la extirpación de las gónadas es castración.
A causa del daño al abastecimiento sanguíneo a los ovarios, hay una pérdida de 35-40% de la función ovárica en las mujeres cuyos ovarios no son extirpados durante la histerectomía. Esto también da como resultado una pérdida de la función ovárica, lo que equivale a castración.
Durante la histerectomía vaginal, el útero es extirpado a través de la vagina. Dado que el útero es continuación del cervix que es continuación de la vagina, el cirujano corta en la vagina alrededor del cervix, creando un hoyo en el tope de la vagina. Este hoyo debe entonces ser suturado para cerrarlo, formando una bolsa cerrada y una vagina acortada.
Como el cervix ya no está donde solía, el tope de la vagina es suturada a uno o más de los ligamentos cortados. Puesto que la sutura algunas veces no se sostiene, las mujeres histerectomizadas reportan comúnmente prolapso de la vagina fuera de la abertura vaginal, como si fuera una bolsa volteada al revés.
Durante la histerectomía abdominal, una incisión horizontal es practicada a través de la pelvis sobre el hueso púbico. Dependiendo del tamaño del útero, éste es entonces extraído por la vagina o a través de la incisión pélvica.
La histerectomía abdominal total y la histerectomía vaginal total es la extirpación del útero y el cervix. La histerectomía parcial es la extirpación del cuerpo del útero, dejando el muñón cervical.
Una histerectomía vaginal asistida por laparoscopia involucra inflar el abdomen y la pelvis con aire/gas y extirpar el útero, ya sea por la vagina o cortándolo en pequeños pedazos que puedan ser extraídos a través del ombligo. Este tipo de histerectomía requiere un mínimo de tres incisiones pequeñas. Se lleva más tiempo realizarla que otro tipo de histerectomías, con que se incrementa el riesgo de complicaciones por la anestesia, perforación de la vejiga y el intestino y el estrés para todos los órganos internos, incluyendo el corazón, como resultado de la presión creada por el inflamiento del abdomen.
Sin importar qué tan buena sea la habilidad o la técnica del cirujano, y sin importar qué tipo de histerectomía sea realizada, el resultado es el mismo: un órgano sexual reproductor, sensible y receptivo a las hormonas, ha sido extirpado.
Los cambios físicos son de largo alcance. Los problemas más consistentes que experimentan las mujeres después de la histerectomía son una pérdida de sensación sexual, pérdida de vitalidad, dolor articular, fatiga profunda y cambios en la personalidad.
Los siguientes efectos adversos por la extirpación del útero y los ovarios fueron reportados por un estudio en curso desde 1991:
79.6% de las encuestadas reportan pérdida de deseo sexual
79.6% fatiga profunda
79.1% cambio de personalidad
72.8% pérdida de resistencia
72.1% pérdida de memoria reciente
70.0% pérdida de capacidad para relacionarse
65.8% dolor en huesos y articulaciones
61.5% insomnio
53.7% pensamientos suicidas
49.5% incapacidad para mantener el empleo previo
39.0% pérdida de sentimiento maternal
33.1% incapacidad para mantener actividad en casa
Los órganos genitales internos femeninos tienen funciones que duran toda la vida y que no pueden ser reemplazadas. No hay edad ni tiempo en la vida de una mujer en que su útero y ovarios no sean esenciales para su salud y bienestar.
Tomado de:
HERS Hysterectomy Educational Resources and Services
www.hersfoundation.org
Todo esto esta muy bien y que hacemos cuando no queda otra...
ResponderEliminarPues aceptar que por la razon que sea, así es, e intentar profundizar en nosotras mismas para recolocar todo lo que este acontecimiento nos haya podido mover en cualquier nivel (fisico, emocional, psicologico y espiritual). Además a nivel eterico nuestro organos siguen estando ahí aun cuando ya no lo están a nivel físico, así que eso nos permite seguir manteniendo la conciencia sobre el.
ResponderEliminarAbrazo fuerte Rosa!!!!